No sabemos cuando llegará al TAV a la Comarca de Pamplona por más que nos anuncien un nuevo estudio de evaluación de impacto ambiental desde el Ministerio para el ámbito comarcal. Han pasado tantos años desde que se presentó el primer proyecto (2001) que es difícil poner fecha aunque se haya fijado 2026 para la llegada de la alta velocidad a Iruña.
Como también está pendiente el diseño del trazado definitivo para su conexión con la Y vasca. Entre tanto avanza el proyecto urbanístico que ha sido actualizado por el Ejecutivo navarro para impulsar el desarrollo de casi 12.000 viviendas entre Etxabakoitz y San Jorge. El mayor crecimiento al oeste de la ciudad se dibujó en 2003 con el gobierno de UPN al calor la nueva estación del ferrocarril de alta velocidad de Pamplona y que fue de la mano de promotores privados.
El Ayuntamiento de Pamplona ya ha presentado alegaciones a la modificación del plan que impulsó el Ejecutivo navarro en 2022 sobre la base del proyecto anterior pero reduciendo el suelo destinado a actividad industrial y comercial e incrementando la oferta residencial. El objetivo del nuevo plan que ha salido a exposición pública es ordenar el entorno donde se situará la futura estación de tren de alta velocidad y el suelo que quede desocupado con la supresión del actual bucle ferroviario. Un proyecto que afecta a otros ámbitos de los términos municipales de Zizur Mayor, Cendea de Cizur y Barañáin.
Para que no se convierta en un galimatías como ha ocurrido con Erripagaña será necesario, como ha pedido Pamplona, reordenar los términos municipales de antemano. También se pide subdividir el ámbito para no depender de las actuaciones ferroviarias. El ayuntamiento mayoritario cuestiona también la capacidad del ámbito, principalmente en Etxabakoitz, para acoger un volumen tan elevado de vivienda con torres de hasta 13 y 16 alturas aún sabiendo que la mitad de ellas serán protegidas.
Habrá que ver en su redacción final cómo se erige en alturas y su encaje –o redelimitación– con los municipios limítrofes. El nuevo sector representa en todo caso una oportunidad única para regenerar un barrio olvidado pero también para el Gobierno de Navarra a la hora de hacer cumplir su política de vivienda apoyada al oeste de la ciudad. Un Ejecutivo que prevé 5.000 viviendas de alquiler asequible en 15 años, además de incrementar su parque de vivienda pública. Y todo ello sin tender a crear un nuevo gueto.
