Las 24 viviendas de protección oficial (VPO) que se están construyendo en la futura plaza de Coscolín saldrán finalmente a la venta y no serán de alquiler según la decisión que ha tomado Nasuvinsa. Los trabajos, que comenzaron en agosto de 2022, se encuentran ya en una fase avanzada de ejecución y se estima que puedan terminar en diciembre de 2024. Este proyecto es fruto del trabajo realizado desde el año 2015 y se va a acometer con el proyecto de Blasco y Esparza que ganó el concurso con Sopas de pan, que ponía en el centro de la actuación al horno que da nombre a la plaza.

De esta forma se pone fin a más de veinte años de espera y bloqueo del proyecto que tenía como objetivo la regeneración urbana y la revitalización social de una de las zonas más degradadas del centro histórico de Tudela. Se estima que el coste final rondará los 9,7 millones de euros, de los que el 96% lo aporta Nasuvinsa y el Ayuntamiento de Tudela el 4% restante.

Interior de uno de los salones de las viviendas. Fermín Pérez Nievas

Las viviendas

Las 24 VPO se pondrán a la venta para “dar respuesta a la demanda preferente existente. No habrá vivienda en régimen de arrendamiento, como inicialmente se había estudiado”, indicaron desde Nasuvinsa. En este sentido los precios de las mismas (de uno a tres dormitorios, de entre 60 y 90 m² aproximadamente que tendrán como direcciones calle Pontarrón, 7 y 9; San Antón, 16 y 24; y Plaza Vieja, 6) oscilarán entre los 96.000 € y 160.000 €, dependiendo de su tipología, con posibilidad de que las personas interesadas puedan acogerse a la subvención del Gobierno de Navarra para vivienda protegida. Cada vivienda tendrá su trastero pero habrá 22 plazas de garaje, tendrán la calificación energética A, la máxima de la escala de eficiencia, y contarán con suelo radiante, sistema de aerotermia y ventilación mecánica con recuperador de alto rendimiento.

Además habrá locales en la planta baja de los edificios que se destinarán a acoger servicios y dotaciones de titularidad pública. En concreto son tres los locales de uso comercial o dotacional, que dan a las calles Ponzarrón (168,71 m2), Plaza Vieja (27,35 m2) y San Antón (25,60 m2).

Balcón del edificio que preside la plaza, con el horno de Coscolín enfrente. Fermín Pérez Nievas

Entre las actuaciones más significativas destaca la construcción de una plaza de 1.000 m2, como un pequeño espacio público de encuentro y de relación vecinal que permitirá mejorar la integración y conexión con el resto de la trama urbana mediante cinco pasajes peatonales a los que se accederá desde las calles Pontarrón, San Antón, Mediavilla y dos en la Plaza Vieja, así como la instalación de un ascensor urbano para superar el desnivel con la calle San Antón.

Las personas interesadas en las viviendas podrán ponerse en contacto con la sociedad pública Nasuvinsa (848 420 600), donde se les informará de las formas de pago y de las subvenciones públicas a las que pudieran acogerse, en su caso.

Desde el suelo

La entrada a la pequeña plaza se podrá hacer desde cada una de las calles que la rodean (Pontarrón y dos en San Antón) y dos por la plaza Vieja (una el antiguo pasaje y otra por el arco bajo la vivienda que tiene el escudo de los Resa y Laortiga que se ha rehabilitado, manteniendo la fachada). Además el ascensor urbano que supera los 5 metros de desnivel entre Plaza Vieja y Pontarrón estará situado en la calle San Antón, junto a la fuente que quedará a la vista y ganará protagonismo.

En la construcción de las viviendas ha primado el espacio, la luz y la eficiencia energética con numerosos balcones (de hasta 2 metros de ancho) que se asoman a la plaza (presidida por la catedral y rodeada de soportales) que tendrá en el centro árboles de gran porte de hasta 15 y 20 metros de altura y junto a los que habrá un banco corrido.

Vista panorámica desde la terraza de uno de los pisos. Fermín Pérez Nievas

El muro árabe que se encontró se ha mantenido en el garaje cuya entrada está en el cruce de las calles San Antón y Pontarrón (que pasarán a estar conectadas). Además en esa misma zona se crea una superficie acristalada de unos 15 m2 donde se colocarán los objetos de más valor encontrados en las excavaciones como tinajas, un pozo, una escalera o el dibujo de un suelo empedrado, entre otras. La calle Pontarrón gana algo de anchura, ya que se le ha dado 3 metros en la parte segunda parte de la calle bajando hacia Huerfanicos.

Lejos de ser una urbanización al margen de lo construido, conecta perfectamente con todo su entorno, con cuestas, escaleras o ascensor urbano, creando incluso un mirador sobre San Antón y Pontarrón.